MENSAJE DEL PRESIDENTE
EFECTO DE LOS INCENDIOS FORESTALES
Con dolor y pesar hemos visto la cantidad de incendios forestales que han afectado a nuestro país, principalmente en nuestra ciudad capital Tegucigalpa. Estas situaciones además de dañar aún mas, nuestra ya resquebrajada cobertura forestal afectada en los últimos tres años por la plaga del gorgojo, genera los siguientes efectos en el ambiente:
La biodiversidad de la zona incendiada sufre cambios en su estructura y composición.
La fauna del lugar con menor movilidad padece el mayor impacto en un primer momento. El resto de especies que ha sobrevivido refugiada en la zona, o que ha conseguido huir y regresa, se enfrenta a un proceso de regeneración muy difícil: las condiciones extremas posteriores provocan graves daños en el ecosistema y la cadena trófica. Las especies que escapan y se asientan en otras zonas alteran el equilibrio de su nuevo hogar. Además de perder parte de su hábitat, los bosques fragmentados por los incendios generan problemas de conectividad. Los seres vivos ven peligrar su reserva genética viable y su supervivencia a largo plazo.
El suelo y el agua son dos caras de la misma moneda, así que un incendio les afecta de forma relacionada. Las zonas destruidas por el fuego son víctima de un fenómeno conocido como «sabanización». La tierra queda casi estéril y limita la recolonización de las plantas autóctonas. El suelo se vuelve más impermeable e impide la penetración del agua en su interior. La actividad bacteriana y de los hongos, trascendentales en los procesos biológicos del suelo, se ven también muy afectados. La sucesión de nuevos fuegos y lluvias torrenciales incrementa la erosión y la pérdida del suelo fértil.
Los incendios forestales generan contaminación de diversas formas. Durante los primeros momentos después del fuego, la mineralización de la materia orgánica vegetal provoca una efímera fertilidad del suelo. Pero la gran mayoría de estos nutrientes es muy volátil y pasan a la atmósfera o disueltos en corrientes de agua. Y como efecto derivado de la combustión de las masas forestales, diversas partículas y gases, incluidos los de tipo invernadero, como el dióxido de carbono (CO2), acaban también en la atmósfera.
Los costes económicos de un incendio forestal son considerables. La madera y sus productos derivados, desde papel hasta combustible, y los productos alimenticios de la zona, ya no pueden aprovecharse. El ecosistema pierde su atractivo para las actividades de ocio y turismo. Las labores de regeneración de las zonas afectadas suponen un gran desembolso económico que no siempre se ve recompensado. Ante todo, lo anterior es necesario que, como país, nos levantemos a generar acciones para controlar y prevenir los incendios desde acciones preventivas, hasta controles más estrictos que conlleven aplicación de castigos a los culpables de este tipo de acciones.
YUSUF AMDANI
Presidente de la Junta Directiva del CNP+LH